lunes, 4 de abril de 2011

Nunca olvides sonreír.

Lo dije, me arriesgué, pero la respuesta fue un no, por suerte yo no sentía algo fuerte, no sentía amor. Y esa persona no es la que quería en mi vida, ya que si sintiese algo no me hubiera dicho eso. De todos modos sabía que esa sería la respuesta. Aun así tenía que continuar mi vida y no iba a insistir más, él ya lo sabía, si algún día quisiera una oportunidad, yo se la daría.
Me desperté temprano, así que me preparé lentamente, aunque en realidad siempre me gusta prepararme poco a poco y por eso madrugo bastante. En un instante, miré por la ventana y si quedaba algo de tristeza en mí, desapareció con la brisa de la mañana. Fue como si un paisaje me iluminara, en realidad, eran la luz del sol y la luna al mismo tiempo, esa imagen se me quedó grabada, como la luz de la esperanza, en todo este tiempo aún la recuerdo.


Me desperté temprano, tenía que prepararme, era jueves, el día de visitar a la abuela, me encantaba ir allí a su casa, me gustaban sus pasteles, su ternura, pero sobre todo sus historias, eran realmente especiales y siempre me ayudaban en mi día a día, además cuando estaba triste, conseguía sacarme una sonrisa, ella siempre me dice ''Nunca olvides sonreír'' y tiene mucha razón, porque si te tomas la vida muy en serio, después lo pasas mal y llega un momento en el que no te gusta  tu vida y ni siquiera te gustas a ti mismo.


''Todavía recuerdo ese día, era un día nublado y estaba lloviendo, ese día me dormí y no me di cuenta de que llovía hasta que salí a la calle y se me empezó a mojar el pelo, vaya día, tenía la sensación de que iba a ser un mal día.
Llegué al instituto, por lo menos no llegué tarde, pero estaba completamente mojada y me empezó a dar frío. Para colmo se me había acercado Rubí (una chica muy creida y orgullosa, que no miraba más allá de su cuerpo y su vida).
-Hola-me dijo.
-Hola.
-Sabes he aprobado el examen de historia, las notas están puestas en el tablón de la entrada.
-Ah, que bien!-ese examen me salió fatal, sabía que iba a estar suspenso.
-¿Quieres saber tu nota? Aunque la verdad creo que te va a amargar el día.
-No, no hace falta-Por fin llegamos a la clase me senté en mi sitio, Iris no había llegado, probablemente no vendría, el día anterior tenía fiebre, así que parecía que el día iba a ser peor aún.''

-Bueno aquí lo dejamos por hoy Léa, tienes que irte ya, sino tu madre se preocupará y después me regañará a mí por dejarte salir a la calle tan tarde.
-De verdad abuela, no lo entiendo, tengo diecisiete años, no me va a pasar nada-me levante y me dirigí hacia la puerta.
-Léa, piensa que, que tu madre no fuera así sería lo raro, se preocupa porque te quiere-No sé como lo hacía pero ella siempre tenía  razón.

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