miércoles, 6 de abril de 2011

Nunca olvides sonreír 2.

-Sí, mama ya sé que he llegado muy tarde, que no lo debo de hacer, que mañana me quedo sin pizza para cenar y que la abuela necesita descansar-todos los jueves pasaba lo mismo.
-Muy bien, entonces aplícate el cuento ya que te lo sabes tan bien, por cierto tu hermana me ha dicho que cuando llegaras fueras a hablar con ella.
Subí las escaleras y entré en su cuarto:
-Hola! Te tengo que contar la historia de hoy, lo malo es que no la ha terminado la abuela!
-La verdad no importa-algo iba a mal, ¿Cómo no iba a querer escuchar la historia?
-¿Te pasa algo?-sus ojos empezaron a llenarse de lagrimas, sí, pasaba algo, de repente sentí un escalofrío mi hermana pocas veces se ponía así.
-Será mejor que hablemos mañana, estoy muy cansada y necesito descansar.
-Bueno como quieras-salí de su habitación y fui a mi cuarto había sido un día muy largo y lleno de emociones. Pero eso era lo que me gustaba, mucha gente pensaba que perdía mucho el tiempo y sí no me tiraba todo el día estudiando pero conseguía sacar buenas notas y vale no eran sobresalientes, pero creo que es mucho mejor tener vida de todo tipo a sacar todo matrícula o por lo menos eso fui aprendiendo con el tiempo.

Cuando estaba preparada para ir al instituto fui al cuarto de mi hermana y le dije que me contara lo que le pasaba, me explicó que era por unas chicas de su clase (por cierto mi hermana se llama Virginia y tenía 15 años), que no se como se la habían ingeniado para que se peleara con su mejor amiga, yo sinceramente odiaba a esas chicas, unas tontas que solo se divertían haciendo este tipo de cosas a la gente, me sacaban de quicio.
-Bueno tu no te preocupes tiene que haber una solución, si tú no has hecho nada malo, te tendrá que comprenderte.
-Luna, quieres dejar de decir tonterías, se ha acabado nuestra amistad, no te lo he dicho, pero es que se va, se va a ir a vivir a Madrid han trasladado a su padre y…-de nuevo empezó a llorar, me acerqué y le di un abrazo.
-Vir, tu no te preocupes yo estaré contigo ya veras, además tenéis Internet, móvil, no va a ser tan difícil-regrese a mi cuarto y cogí la foto de papa, si habíamos podido soportar aquello podríamos con todo-Ani lo conseguirás.

Volvía de casa de mi abuela, estaba cansada, había sido un día agotador. Tenía que pasar por un parque que estaba situado a las orillas del lago, me encantaba estar allí, , así que siempre que volvía de casa de mi abuela, me sentaba en un banco y observaba el atardecer, me encantaba ese momento del día, cuando se hacía la oscuridad, pero desde donde yo estaba, alejada de las farolas, se podían ver perfectamente las estrellas, allí era donde yo reflexionaba, sobre la vida, sobre lo que yo quería ser. Cuando llegué al banco me dí cuenta de que había en él un perrito, era un labrador de color rubio, estaba llorando, ¿Por qué la gente era tan cruel? Lo cogí y lo puse en mi regazo, era precioso, poco a poco se fue durmiendo, decidí que ya era la hora de irme, me llevaría al perro, aunque, sabía que me esperaba un sermón, típico de mi madre.

``Llegué al lago, fue extraño, porque Dorian no estaba, me acerqué a los columpios y me senté en el balancín, todavía me estaba preguntando qué hacía allí, no sabía por qué había ido. Después de un rato cuando había decidido que ya no esperaría más, Sergio apareció, me pidió perdón por la espera y me cogió de la mano, corriendo me llevo a un pequeño lugar, una especie de cala, en el lago observe que había una pequeña cala:
-¿Qué hacemos aquí?-pregunté.
-Es que quiero enseñarte algo, súbete a la barca-me subí con cuidadosamente, se balanceaba mucho y no tenía ganas de caerme, ya me había mojado bastante por hoy.
No dijimos ninguna palabra, hasta que aparecimos en un lugar que no había visto nunca, era fabuloso, era una parte salvaje del lago y dudo que alguien más que nosotros, la hubiera visto.
-Me encanta, que sitio más bonito ¿Cómo lo has descubierto?
-Te voy a contar la verdad, no lo sabe nadie y no se porque pero contigo a mi lado siento que puedo llevar a cabo una cosa, que le debo a mi abuelo, el murió hace unos meses.
-Vaya, lo siento mucho, te ayudaré en lo que necesites.
-Muchas gracias, Sofía, ahora te explicaré todo lo que se. ’’


-Léa, ¡He dicho que no! No podemos quedarnos con un perro y lo sabes, trae muchos cargos y responsabilidades, que tú no vas a hacer.
-Mama, te prometo que te ayudaré, pero por favor, dame una oportunidad, tal vez, una semana, si ves que no lo cumplo ganas tú y llevare al perro a la perrera.
-¡He dicho que no!
-¡Estoy harta! No puedo volver de casa de la abuela tarde, la tomas con Vir y conmigo siempre, últimamente estas insoportable y lo único que sé es que tu no eras así antes de que ocurriera eso-cogí al perro y llorando subí las escaleras, es que no se daba cuenta, ¿Por qué tuvo que pasar eso? De verdad todos lo habíamos superado, en cambio ella, por más que no lo dejara ver, no era la misma, creo que muchas veces vivía más en el pasado que en el presente.
Más tarde, subió y entró en mi cuarto, se acercó con los ojos llorosos, melancólica, triste, se sentó a mi lado, en la cama, me dio la mano y un beso.
-Está bien, te concedo esa oportunidad, pero si no lo cumples, sabes que no podrás convencerme de nuevo.
-Muchas gracias, no te defraudaré-Mi madre salió del cuarto, que bien había conseguido que el perro se quedara. Me puse el pijama y le hice al perro una especie de cama con unos cojines y unas camisetas viejas.

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