viernes, 29 de abril de 2011

Nunca olvides sonreír 7

Era lunes y estaba ayudando a mi madre a plantar unas semillas en el jardín, le gustaban mucho las flores y la verdad no tenía otra cosa que hacer, así que la ayude, además hacía mucho tiempo que no hacía nada con ella, nos habíamos distanciado y nuestra relación era fría, no recordaba a mi madre cariñosa, me daba mucha pena que no intentara salir de ese lugar oscuro donde vivía, de ese sitio especial del que no quería salir, pero cuando hablaba de ella, se ponía peor, incluso una vez empezó a chillarme y echarme la culpa de algo de lo que nadie tiene culpa, que todos hemos aceptado menos ella. La muerte de mi padre, le quitó su vida también y ella no estaba dispuesta a pasar página, a deshacerse de su ropa y de sus cosas, a abrirse de nuevo al amor. Estaba cansada de pelearme con ella, así que, después de ayudarla a plantar las semillas, ella se fue al trabajo y yo aproveché para ir a su cuarto y coger la ropa de mi padre, no iba a tirarla a la basura, pero la metí en una caja y la subí al desván.
-¡Léa, ven aquí!- si, se había dado cuenta.
-¿Qué quieres?
-Que, ¿qué quiero? Donde está la ropa de tu padre.
-Pues donde debía de estar hace mucho tiempo.
-Pero, ¿Quién te crees que eres?-y entonces me pego, me sentí mal, muy mal, solo quería que se diese cuenta, de una vez por todas.
-¡Sabes quién soy, soy tu hija y solo quiero ayudarte, y que te des cuenta de que Virginia y yo te necesitamos!-No esperé su respuesta, subí a mi cuarto y cogí
Mi mochila, metí el pijama y me fui. No iba a aguantar que me hiciera más eso, no me lo merecía, yo le ayudaba en todo y ella solo me hacía sentir culpable. Fui a casa de mi abuela, ella me consoló y me dijo que me podía quedar el tiempo que quisiera y que hablaría con mi madre.


``Últimamente estaba muy contenta, me sentía llena de vida, me sentía viva, era difícil ocultarlo, sobre todo a Iris, que hacía bastante tiempo que notaba que estaba rara. Pero no iba a contárselo, por lo menos no ahora, primero tendría que hablarlo con Dorian y después ya vería lo que haría. Era domingo, por la mañana después de hacer los deberes y estudiar, me hice un bocadillo, lo envolví y me fui al lago, pero esta vez sola. Hacía mucho que no me dedicaba tiempo para mí, cuando llegué dejé en la orilla la mochila con la ropa y me tiré de cabeza al agua, estuve nadando bastante y buceando, me encantaba bucear y observar los animales que podías ver en el lago y las plantas submarinas, también había rocas muy llamativas, que eran preciosas. Cuando llegué a la orilla en el lugar donde dejé mi mochila, había una nota. La leí ``Mira al horizonte y un poco más abajo a ras del agua encontrarás el camino que debes seguir´´. En efecto, miré al lago y allí estaba la barca, era Dorian el que había cogido su mochila. Me monté en la barca y fui al sitio donde nos reuníamos, allí encontré otra nota: ``Detrás de una cascada, encontrarás tu destino´´. Busqué la cascada, no se como no la había visto antes, pero Dorian no estaba, así que entré por la cascada. Era enorme el espacio que escondía, estaba todo lleno de velas en el centro  había una nota ``Siéntate, cierra los ojos y escucha el sonido del agua´´. Eso hice, no té unos pasos y después Dorian rozó  sus labios con los míos. Aquellos labios que me encantaban saborear, que podría besar eternamente, que muchas veces echaba en falta. Después siguió besándome el cuello y así me recorrió todo el cuerpo. Con Dorian había sentido muchas cosas. Pero nunca nada tan fuerte, si por mi hubiese sido, hubiese parado el tiempo en ese momento y vivirlo siempre.
-Sofía,  te quiero.
-Muchas gracias por esto-Me puso el dedo en los labios.
-Calla, esto acaba de empezar- sabía a lo que se refería, íbamos a hacer algo que sentíamos, que en ese momento necesitábamos.
Poco a poco nos quitamos la ropa, era como sino fuera la primera vez, como si estuviéramos tan unidos que no hacían falta las palabras, que con cada beso, con cada caricia, pudiéramos hablar, sin necesitar otro medio. Era una sensación extraña, al principio me dolió, pero después el dolor desapareció, sentía como el fuego ardía entre nosotros, sentía que era algo inexplicable, pero era un momento tan bello, era la unión más hermosa que existe.´´

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